Tesoros en la Oscuridad: El Coraje de los Ratones

Había una vez, en una escuela muy especial, un grupo de ratoncitos que vivían en una habitación secreta. Cada noche, estos ratones se aventuraban a salir de su escondite para estudiar en las aulas de la escuela. Allí aprendían sobre matemáticas, ciencias, historia y literatura, y se maravillaban con todo lo que veían.

Lo que los ratoncitos no sabían era que un astuto gato merodeaba por los pasillos de la escuela y los vigilaba en secreto. Este gato no estaba contento de que los ratones estuvieran estudiando, y estaba buscando una manera de acabar con ellos de una vez por todas.

Un día, mientras los ratones estaban estudiando en el salón de literatura, el gato decidió atacar. Saltó sobre la mesa y comenzó a perseguir a los ratones, que corrieron en todas direcciones tratando de escapar. Pero uno de los ratones, llamado Lucas, tuvo una idea valiente. Se acercó al gato y le dijo:

• ¡Alto! ¿Por qué nos persigues? ¿Qué quieres de nosotros?

El gato se detuvo y le respondió:

• No me gusta que estudien aquí. Esta es mi escuela y no quiero que los ratones la llenen de su olor.

Lucas, con mucho coraje, respondió:

• Pero nosotros también tenemos derecho a aprender. No nos hagas daño.

El gato pensó un momento y luego dijo:

• Está bien, les permitiré estudiar en mi escuela, pero a cambio, deberán hacerme un favor.

Los ratones aceptaron la propuesta del gato, aunque con mucho temor, y el gato les reveló su problema: había un queso muy grande y delicioso en la cocina de la escuela, pero él no podía alcanzarlo porque estaba en un estante muy alto.

Los ratones, demostrando su disciplina y perseverancia, idearon un plan para ayudar al gato. Uno de ellos, llamado Pedro, trepó por el estante y bajó el queso. Luego, todos los ratones juntos empujaron una silla para que el gato pudiera alcanzarlo.

El gato, sorprendido por la valentía y la superación de los ratones, se disculpó por su comportamiento anterior y les permitió estudiar en paz en la escuela. Desde ese día, los ratones y el gato se volvieron amigos y aprendieron a trabajar juntos para alcanzar sus metas.

Y así, los ratoncitos pudieron continuar su aprendizaje, descubriendo que con coraje, valentía, perseverancia y trabajo en equipo, pueden superar cualquier obstáculo que se les presente en la vida.